¿Qué son las Prácticas Narrativas?
"La terapia narrativa es una epistemología, una filosofía, un compromiso personal, una política, una ética, una práctica, una vida…" Michael White
Dado que hay muchas formas de responder a esta pregunta, prefiero compartir algunas convicciones fundamentales que sustentan la terapia narrativa y que, a su vez, abren diversas posibilidades para el trabajo con las personas.
Las prácticas narrativas pueden entenderse como un conjunto de principios y creencias, entre los cuales destacan:
- Las personas son las mayores expertas en sus propias vidas.
- Las personas responden a las dificultades, problemas y abusos de múltiples maneras, cuidando aquello que consideran valioso y precioso.
- Los relatos sobre nuestras vidas e identidades moldean nuestra percepción de quiénes somos y qué podemos hacer.
- Dado que ningún relato puede abarcar toda la experiencia, es posible construir nuevos y preferidos relatos sobre las personas, aprovechando territorios invisibilizados de sus vidas, especialmente cuando existen contextos relacionales, sociales e institucionales facilitadores.
- Las personas no son el problema; más bien, están en relación con los problemas, los cuales se enmarcan en las relaciones sociales en las que interactuamos. Los problemas no son aspectos "internos" y privados que indican una "falla" en las personas.
A partir de estas convicciones, las Prácticas Narrativas buscan crear contextos sociales alternativos que favorezcan la creación, circulación y enriquecimiento de relatos dignificantes y preferidos sobre las personas. Se enfatiza el derecho de las personas a nombrar sus problemas y dificultades en términos propios, así como a reconocer, celebrar y valorar sus formas de respuesta a estos.
Este enfoque se lleva a cabo a través de diversas prácticas centradas en una curiosidad radical hacia las personas: en lo que saben de sus vidas y lo que les da sentido, en cómo desean vivir, en sus saberes y habilidades, en las historias de vida que desarrollaron estos saberes y habilidades, y en las personas significativas con las que se relacionan en sus intenciones, compromisos y formas preferidas de vivir.
Así, las Prácticas Narrativas promueven un interés no tanto en lo que las personas son, sino en lo que pueden llegar a ser y hacer: en cómo pueden transformarse, en qué es necesario que ocurra en sus relaciones para que esto ocurra, y en lo que pueden lograr en sus vidas a través del enriquecimiento de los relatos que habitan. Esto último puede entenderse como “agencia personal” o, mejor aún, como agencia relacional y distribuida (Ítalo Latorre): la capacidad de mover nuestras vidas hacia territorios preferidos.
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